Trastornos de la personalidad ¡Mentes que inquietan!

Cada individuo tras su nacimiento, forma un tipo de personalidad, la cual está condicionada por sus propios factores biológiocos, que se llama temperamento, sumado a las experiencias que le toma vivir.

¿Cómo se define un trastorno de la personalidad?

Según la OMS, se trata de un patrón que se presenta de forma permanente e inflexible mostrando un tipo de comportamiento, el cual se aleja totalmente de las expectativas «normales» del ser humano y de la cultura que lo rodea.

Generalmente comienza en la adolescencia o a inicios de la edad adulta, se mantiene por largos años y puede incluso generar perjuicios y malestar para el individuo afectado. Este tipo de trastornos se clasifican en 3 grupos que iremos desglosando próximamente, teniendo en cuenta que con mucha frecuencia existen varios rasgos de personalidad en una misma persona.

Características de estos trastornos

Cada uno de los rasgos que se presentan en estos trastornos se acentúan al momento de relacionarse con otros, poniéndose de manifiesto una serie de conductas que resultan desadaptadas e inflexibles, y que además provocan un deterioro funcional en gran proporción.

La característica principal de los trastornos de la personalidad se basa en un comportamiento «extraño» no habitual de la cultura y que incluye por lo menos 2 de las siguientes áreas: cognoscitiva, afectiva, social o el patrón de los impulsos.

Tipos de trastornos de la personalidad

Grupo A

  • Paranoide
  • Esquizoide
  • Esquizotípico

Grupo B

  • Antisocial
  • Limítrofe
  • Histriónico
  • Narcisista

Grupo C

  • Trastorno por evitación
  • Por dependencia
  • Trastorno obsesivo-compulsivo

Los variados tipos de trastorno de la personalidad hace que los sujetos afectados se perciban como desapdaptados en su sociedad y rechazan la ayuda psiquiátrica y psicológica puesto que se niegan a aceptar su anormalidad mental. No son conscientes de que el entorno es quien recibe todos sus síntomas y que su evolución suele ser impredecible según sea cada caso.

Trastornos de la personalidad del grupo A

Paranoide

La característica fundamental de este tipo de trastorno se centra en un patrón pleno de desconfianza y suspicacia para con los demás, de manera que en toda situación las intenciones siempre son interpretadas como un acecho o una mala jugada que planean hacerle.

Por lo general, este trastorno comienza en la edad adulta apareciendo en una amplia diversidad de contextos, pues son los individuos afectados los que dan por hecho cualquier «mala intención» que las demás personas de su entorno planean hacerle.

No tener ansiedad, ni bajo rendimiento escolar o laboral no lo excluye de este diagnóstico. Igualmente, si comienza desde niños, son personas que atraen la burla de otros por verse como «raros».

Esquizoide

Este patrón alterado se identifica por mostrar una personalidad distanciada totalmente de las relaciones sociales, provocando aislamiento y restricción de cualquier tipo de expresión emocional hacia los otros. También, suele iniciar en la adultez y no demuestran en los absoluto deseos de intimidad, en vista de su indiferencia por compartir con los demás. Esto lo diferencia de la fobia social ya que, en esta última existe el deseo de relacionarse con otros.

Este, entre los distintos trastornos de la personalidad, es uno de los pocos en los que la aprobación de los demás hacia sus actos resulta totalmente indiferente, tan así que con frecuencia no responden a las normas sociales y aunque parezcan descortés o superficiales, en realidad padecen de esta personalidad alterada.

Las principales dificultades de los esquizoides es la incapacidad para expresar su ira, incluso cuando los provocan directamente, pues su vida parece no tener ningún rumbo y sus emociones parecen no existir.

Por su parte, su desempeño laboral puede verse deteriorado en la mayoría de los casos dado su aislamiento social y poco aporte comunicativo. Además, pueden tener episodios psicóticos que pueden durar entre minutos y horas.

Trastorno esquizotípico de la personalidad

Este se identifica como un patrón de personalidad con déficit sociales pero no del todo, a diferencia de la personalidad anterior. En esta, hay una capacidad reducida para las relaciones personales, así como excentricidades del comportamiento.

Estos individuos sienten que tienen poderes especiales y que pueden ver los hech0s incluso antes de que sucedan, así como tienden a creer que pueden leer los pensamientos de su entorno. Pueden acompañarse de trastornos paranoides y formas raras de vestir o de llamar la atención.

Trastornos de la personalidad del grupo B

Antisocial

El rasgo primario que identifica esta alteración de la personalidad radica en un comportamiento de desprecio y de violación hacia los derechos de los demás. Estos sujetos pueden iniciar esta conducta en la infancia, en la adolescencia o en la adultez.

Si bien no son lo mismo, estos trastornos también pueden confundirse con los «psicópatas, sociópatas o con trastorno disocial de la personalidad». Son el engaño y la manipulación las principales características notorias de este tipo de personalidad e implican conductas repetitivas y persistentes del mismo comportamiento. Por su parte, la principal característica que distingue a los psicópatas es la completa falta de empatía.

Generalmente los comportamientos disociales que persiguen son:

  • Agresión  la gente o a animales
  • Destrucción de propiedades
  • Violación de las normas
  • Fraudes o estafas.

Para ellos es imposible adaptarse a las buenas conductas y cumplir con las normas sociales, llegando a dedicarse finalmente a actividades ilegales sin importarle para nada los sentimientos y derechos de los demás.

¿Qué puede hacer que una persona crezca con este tipo de personalidad? Si bien no es un criterio absoluto, el maltrato o el abandono en la infancia va creando un comportamiento inestable en el sujeto afectado, aumentando las probabilidades de adoptar un trastorno disocial que a mediano plazo puede evolucionar a un trastorno antisocial de la personalidad.

Limítrofe

Este patrón de personalidad se caracteriza por la insistente inestabilidad en las relaciones interpersonales, así como de la imagen individual y de la afectividad, provocando reacciones de impulsividad en distintos contextos.

Estas personas hacen esfuerzos frenéticos, con el fin de evitar cualquier tipo de abandono real o imaginado, pues la percepción de un posible rechazo es un caos para su comportamiento y para su mente.

Es habitual que estos individuos cursen con relaciones inestables y muy intensas, ya que idealizan a sus amores inlcuso antes de conocerse bien, les piden la mayoría del tiempo a su lado y compartir hasta sus más privadas claves.

Los cambios para ellos suelen ser drásticos y esto lo incluyen en las opiniones, los planes a futuro, e incluso el tipo de amistades. Pueden tener comportamientos de excesos, como gastar dinero sin restricciones, abusar de sustancias, tener sexo sin ningún tipo de protecciones ni normas.

Histriónica

El comportamiento a señalar en los trastornos de la personalidad histriónica es la emotividad generalizada y de forma excesiva, llegando a tener un aspecto de búsqueda de atención en todas las perspectivas.  Estas personas suelen no estar cómodas cuando no resaltan en algún lugar, son dramáticos y quieren mostrarse como individuos seductores solo por entusiasmo y por mostrarse como el centro de atención.

Suelen ser provocadores desde la perspectiva sexual, haciéndolo en la mayoría de las veces por fines sociales, laborales y profesionales, aunque se trate de algo fuera de contexto. Sus emociones pueden ser cambiantes y andan siempre con el pensamiento de recibir «piropos» por su aspecto.

Narcisista

Esta personalidad se identifica por sus rasgos de grandiosidad, requerimiento de admiración y ausencia de empatía, que comienza en la edad adulta y mantienen un sentido de autoimportancia en exceso. Es normal que ellos se piensen con capacidades sobrevaloradas y conocimientos únicos, jactándose de impresiones y aptitudes.

Se creen superiores, únicos y especiales, esperando que toda la sociedad y el entorno lo reconozcan «como lo que es». A pesar de ello, los narcisistas tienen una autoestima que suele ser frágil pues siempre están preocupados por saber si están haciendo las cosas bien o como los demás esperan que sean para que lo consideren perfecto.

Trastornos de la personalidad del grupo C

Trastorno por evitación

En este tipo de personalidad por evitación, la característica definitoria es la inhibición social, así como los constantes sentimientos de inadecuación y aspectos de evaluación negativa hacia todo lo que quieren realizar.

Estos sujetos van por la vida evitando trabajos o eventos laborales que impliquen cualquier tipo de contacto interpersonal, debido a su temor a las críticas o a la desaprobación. Huyen a los nuevos amigos hasta no reconocer que se trata de verdaderas personas de confianza que apreciarán su trato.

Trastorno por dependencia

En estos individuos, el rasgo que resalta es la necesidad en exceso de que se puedan ocupar de ellos, repercutiendo en una conducta de sumisión y están dominados por los temores de alguna separación.

Tienen dificultades para tomar importantes decisiones, pero también para las decisiones más básicas como qué ropa usar a diario o si llevar cartera o no. Si su persona a depender no lo aprueba y se lo reafirma, estos individuos se ven frustrados y a la espera de la respuesta.

La personalidad por dependencia es pasiva y hace que los demás tomen la iniciativa en lugar de ser ellos los dueños de sus vidas y de sus acciones. Son pesimistas e inseguros de sí mismos, minimizando las capacidades y desaprobándose constantemente.

Trastorno obsesivo de la personalidad

Este es uno de los trastornos de la personalidad más frecuente que resulta más diagnosticado por los síntomas evidentes que van mostrando en su vida diaria. Generalmente son intensos en la preocupación por el orden, la perfección en todos los rasgos de su vida y en el control mental.

Cada uno de los individuos que padece de este tipo de trastorno psiquiátrico, intentan mostrar una percepción de control a través de reglas, protocolos, horarios y muchas formalidades, de manera tan estructa que hacen perder de vista el objetivo principal.

Son altamente cuidadosos y para asegurarse de que todo ha salido como quieren, repiten el comportamiento uno y otra vez, con el fin de comprobar que no hay errores en los actos diarios como lavar la loza, arreglar la ropa, comprobar que cerraron la puerta al salir.

Manejo primario de los trastornos de la personalidad

Cuando el diagnóstico de los trastornos de la personalidad se hace presente, el individuo afectado puede elegir o no una mano de ayuda, siendo una de las primeras y más eficaces opciones, la psicoterapia.

Dentro de estas terapias, destacan la de aceptación y compromiso, las cuales son las que permiten incluir las mejores técnicas que abordan la mejoría en el tipo de comportamiento y van creando planteamientos de conducta que equilibren el yo, la afectividad, las relaciones interpersonales y en general, las emociones.

Los tres tipos de terapia que actualmente tienen evidencia en los trastornos de personalidad son:

  • Terapia Conductual Dicaléctica (DBT)
  • Terapia basada en la Mentalización
  • Terapia basa en la Transferencia

Sin embargo, existen muchas otras terapias que podrían servir y esto se debe evaluar caso a caso, porque más allá que el tipo de terapia, se ha visto que importa mucho más el vínculo que puede tener la persona con el terapeuta.

Las relaciones interpersonales y con la sociedad son fundamentales en la vida y tratar de mejorarlas a pesar de las alteraciones en los comportamientos, debe ser el objetivo de los sujetos que sufren de ellas. Esa visión conductual es la que favorece el proceso de cambio para obtener una regulación emocional óptima.

Cuando las terapias psicológicas buscan tratar el «yo» conductual, el psiquiatra te mostrará cada una de las herramientas que resultan totalmente favorecedoras en estos cuadros y cuál es el papel del cambio de personalidad cuando se trata de una adaptación a lo «normal según la cultura».

Desde el punto de vista farmacológico, en estos trastornos se pueden indicar fármacos que puedan a ayudar a calmar la angustia, los síntomas depresivos e incluso ayudarte con el descontrol de impulsos, pero nuevamente insisto, que lo más importante es que hagas una buena psicoterapia, ya que los fármacos sólo son una ayuda transitoria mientras adquieres tus propias herramientas para regular tus síntomas.

Si aún te sientes inseguro de acudir a un especialista, tomate unos minutos para meditarlo y decidir pero recuerda que son comportamientos que puedes modificar en la mayoría de los casos y que si te has empezado a comportar extrañamente, puedes tener la ayuda que necesitas si lo aceptas.

¡Anímate y vela por tu bienestar y por tu paz interior! Tu mente te lo agradecerá.

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